¿Te ha pasado que sientes un olor que llama tu atención y tratas de recordar dónde lo sentiste por primera vez? ¿Cuando vas a un lugar querido sientes un olor característico que solo asocias a dicho lugar? ¿Usaste un nuevo jabón y su olor te hizo recordar a tu bebé pequeño? ¿Existen olores que te generen automáticamente una mala sensación y no sabes por qué? Esto tiene una razón de ser.
Según expertos de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos), el bulbo olfatorio que reconoce los olores es parte del sistema límbico, que es la parte del cerebro que se encarga de las emociones, recuerdos y sentimientos.
Cuando hueles cosas, el bulbo olfatorio habla con el resto del sistema, permitiendo que tu cerebro haga una conexión entre el olor y lo que estás sintiendo o experimentando en ese momento. Por eso las experiencias de tu infancia pueden a menudo volver cuando hueles algo con lo que te encontraste cuando eras más joven, y por lo que a la gente le gustan diferentes tipos de olores.

Sabores y olores
El sistema límbico no es el único que habla con el sistema olfatorio. De hecho, el sabor es una combinación de tu sentido del olfato y tu sentido del tacto. Tu cerebro combina las sensaciones para dar un reconocimiento único del sabor que estás degustando.
Algunos animales, como los ratones, tienen cerebros que combinan sonidos y olores para tener una mejor percepción del mundo que los rodea.