Es muy común que las personas valoren el instante de la ducha diaria no solo por un tema de limpieza, sino como un ritual de relajación para combatir la agitada vida actual. Por lo mismo, pensando en el bienestar, qué mejor que tomar una ducha que además mantenga tu piel sana.
A continuación, la dermatóloga Dra. Elizabeth Jones, de Jefferson Health, comparte sus consejos sobre cómo optimizar tu rutina de ducha para una piel radiante.
Jabón adecuado
Lo primero es elegir un jabón suave. Para quienes tienen piel seca o sensible es fundamental elegir productos que minimicen la irritación, ya sea en formato barra o líquido. «Busca jabones hidratantes hipoalergénicos o formulados específicamente para piel sensible», explica.
Lavado suave
Nuestro cuerpo elimina de forma natural las células muertas de la piel, por lo que exfoliarse en exceso puede ser más perjudicial que beneficioso. «No recomiendo usar esponjas vegetales ni exfoliantes fuertes, ya que pueden albergar bacterias e irritar la piel», dice la Dra. Jones, quien sugiere lavarse el cuerpo solo con las manos.
Temperatura del agua
La Dra. Jones recomienda mantener el agua tibia, ya que el agua caliente puede despojar a la piel de sus aceites naturales y provocar sequedad. “A menudo veo pacientes con picazón en la piel, lo que se agrava con duchas largas y calientes, especialmente en invierno”, explica.
Cuidado después de la ducha
Los momentos posteriores a la ducha pueden afectar significativamente los niveles de hidratación de la piel. «Justo al terminar es el mejor momento para aplicar crema hidratante, ya que la piel aún está húmeda», señala.